Conocí a Llewellyn Vaughan-Lee en el año 2005. Desde entonces he seguido sus escritos sobre la deidad femenina y, en tanto que mujer y practicante del chamanismo, encuentro que su obra me habla al corazón. Me he dado cuenta de que, aunque cabalgamos sobre distintas olas, no obstante, tendemos a llegar a la misma costa.
La manera en que la deidad femenina se acoge en las enseñanzas de los indígenas es crucial para nuestra sanación y para la sanación de la Tierra. Durante miles de años se ha mantenido el conocimiento de que todo lo que existe en este mundo está vivo y tiene un espíritu. Estamos conectados con una red de vida que a su vez está influida por el comportamiento de todo lo viviente. Este conocimiento ancestral de la deidad femenina, de la interconexión de toda la creación, es un tema central en los trabajos de Llewellyn. Como él dice en sus escritos, cuando le hablamos al alma de los árboles, rocas, ríos, etc., le hablamos a lo divino de la creación.
Existe en el chamanismo un ejercicio, procedente de distintas tradiciones, denominado el escuchar profundo. Si escuchamos profundamente, sabremos cómo evitar una nueva destrucción del mundo. Las respuestas se encuentran en la naturaleza - la naturaleza está compartiendo continuamente sus enseñanzas con nosotros. También podemos encontrar las respuestas en nuestra naturaleza interior o sabiduría interior. Para ello hay que llevar la energía de la cabeza al corazón, recordar lo que amamos en la vida y lo que nos transporta a un lugar de sobrecogimiento y maravilla, reavivar nuestra pasión. Hemos de recordar cómo honrar y respetar la vida con cada respiración, con cada paso, palabra y pensamiento. Aquello que bendices, te bendice también a ti.
Se puede utilizar este ejercicio del escuchar profundo para ir más allá de lo que nuestros simples oídos son capaces de percibir, para volver a los ámbitos de lo invisible, a la luz femenina y a su sabiduría, y al amor que nos interconecta a todos. Para poder prestar un verdadero servicio al planeta, hemos de reconectarnos con esta sabiduría innata de lo femenino que nos enseña que el poder del cambio proviene del ser, en lugar del hacer.
En El retorno de lo femenino y el alma del mundo, Llewellyn aborda todos estos principios y algunos más de un modo único. Llewellyn nos obsequia en sus escritos con algo que va más allá de un enfoque intelectual. Su auténtico don reside en que encuentra palabras que se internan profundamente en nuestras células, como una flor que absorbe la luz vivificadora del sol tras una intensa lluvia purificante. De esta manera, crea un espacio más allá del pensamiento que nos permite entrar en contacto con el lugar olvidado y abandonado, en el que se encuentra la sabiduría sagrada, y hace posible que vivamos las enseñanzas.
He leído todos los libros de Llewellyn y cada uno de ellos me ha servido de inspiración. En el presente libro de Llewellyn confluyen sus enseñanzas sobre lo femenino, en las que pone de relieve una y otra vez el papel central que lo femenino desempeña en la tarea de lograr una sanación y transformación a nivel global y en la regeneración de la vida. En estos textos nos recuerda los secretos primarios de la creación inmanentes a lo femenino, poniendo énfasis en que esta sabiduría es, por naturaleza, una parte inseparable del cuerpo femenino y de su sabiduría interior, y en que es especialmente necesaria, en la época actual de crisis intensa, para revitalizar la vida tal y como se supone que debe ser vivida. Asimismo, nos recuerda nuestro conocimiento ancestral del anima mundi, el alma del mundo, y hasta qué punto su presencia es vital en estos tiempos. Es hora de que recuperemos el alma del mundo, volviendo a honrar esta fuerza creadora de vida.
Estoy segura de que todo el que lea este libro se sentirá inspirado. De modo que les ruego que sigan leyendo.
—SANDRA INGERMAN
autora de Medicine for the Earth y How to Heal Toxic Thoughts
www.sandraingerman.com